“No es el fin del mundo. Es el final de una Copa del Mundo”. El ambiente del Besiktas y del Real Madrid es muy diferente. Es una gran democracia, tiene más adeptos que cualquier religión, y cuando se juega no importa el estatus social. “El fútbol es el lenguaje universal. No nos podemos comparar con Reino Unido, donde hay mucho más arraigo con clubes y entidades, sino con Italia”, argumenta.